Antes que
todo quisiera decir que mi imaginación está llegando a su límite, me estoy
quedando sin ideas, afortunadamente esto ya va a terminar…
Quisiera decir que todo empezó como un día normal: Domingo por la mañana, con
ese ímpetu por levantarme tarde para no ir a la iglesia, con ganas de leer la
prensa en especial la sección deportiva y ver lo bueno que se venía en el
fútbol; pero no fue así. Fue todo lo contrario, desde un día antes había
programado la alarma con ese miedo interior que quizás muchas personas sienten
al pensar que dicha alarma no sonará, y así pues pasé la noche nervioso pues
era el primer evento de este tipo al que iba a asistir.
La alarma
sonó, con optimismo me levanté, observé como lo hago todas las mañanas las
redes sociales y las conversaciones que había dejado pendientes de la noche
anterior, busqué mi ropa, mis zapatos, y
me alisté, era tanta mi emoción que estaba listo 20 minutos antes de la hora
prevista para salir de mi casa. Mi madre me preguntó si iba a comer algo antes
de irme y mi respuesta fue afirmativa, para sorpresa mía me topé con un plato
enorme de cereal y con muchos panes con jamón (como si hubiera sido mi último
desayuno en casa antes de ir a la guerra), y pues con mérito lo terminé.
Así con enojo y todo salí de mi casa ya que mi padre no se apuraba, sumado esto
a que se levantó tarde, que delirio el mío. Finalmente llegamos luego de haber
pasado por mi compañera Elizabet.
Rápidamente buscamos a nuestros amigos entre la multitud que parecía sacada de
una especie caja de crayones, todos tenían camisas de diferentes colores, y
todos se miraban tan entusiasmados. Cuando los encontramos les preguntamos por
el lugar en donde podíamos recoger nuestras playeras.
Fuimos y luego de hacer cola por un rato ya las teníamos puestas, luego regresé
a la línea de partida.
Eran tantas las personas que nos tardamos exactamente 6 minutos para llegar a
la línea de meta para así poder salir. Fue así como empezó mi primera carrera:
La carrera Arco Iris, para ayudar a los niños con Cáncer. Entre un mar de gente
partimos todos con entusiasmo y ganas de terminar lo antes posible para así
poder presumir nuestras medallas.
Intentamos despegarnos de la multitud que por momentos parecía absorbernos,
hasta que finalmente cada quién tomó su camino, yo corrí con mi compañero Jonny
a la par. Cabe mencionar que actualmente tengo una resistencia pésima y no
aguanto correr mucho L. Ya que cada persona corre a su ritmo y
nosotros como jóvenes talentosos y atléticos corremos más rápido que mucha
gente, nos vimos obligados a correr en zigzag para avanzar, cosa que a mi
parecer nos cansó más.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWCG_-Ve2lpqSv7lUpZfJTn0bipWIYzsdHqck-KXJcKMsfHsAn2raE-OG7uwI0st3BLmi5SXB5BeX-92BAr41AecaHyeqlodstLxdShN9hlr3Ka48Mg_3X4eY8TlXBRxgakUMsNQCjuyM/s400/blogger-image--1044623074.jpg)
Entonces
sentí que dentro de mí una fuerza quería salir, y empecé a correr a toda
máquina, y la meta se veía cada vez más cerca. Al fin unos 100 metros me
separaban de la meta, y empecé a correr como con el alma, y faltando 10 metros
sentí que no pude más. ¿Se recuerdan que mi madre me atiborró con cereal y pan?
Bueno pues estuve a punto de mostrarle al mundo lo que mi madre me había
servido para el desayuno, estuve a punto de vomitar, caminé unos 20 metros
aproximadamente y todo me daba vueltas, era el cansancio y la distancia, el
esfuerzo y la comida. Al final mi estómago se calmó y pude seguir en paz.
Esperé a
que mis otros compañeros llegaran a la meta y finalmente fuimos a recoger
nuestras medallas por haber culminado la carrera. Luego de eso fuimos a comer
todos juntos y pasamos un momento agradable, luego “calabaza calabaza, cada
quién pa’ su casa” y así fue como corrí la Carrera Arco Iris, sin duda fue una
de las mejores experiencias de mi vida y pues, me siento bien por haber ayudado
a los niños. Sin duda el otro año volveré a correr.
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