martes, 15 de abril de 2014

Arco Iris y algo más.


Antes que todo quisiera decir que mi imaginación está llegando a su límite, me estoy quedando sin ideas, afortunadamente esto ya va a terminar…

Quisiera decir que todo empezó como un día normal: Domingo por la mañana, con ese ímpetu por levantarme tarde para no ir a la iglesia, con ganas de leer la prensa en especial la sección deportiva y ver lo bueno que se venía en el fútbol; pero no fue así. Fue todo lo contrario, desde un día antes había programado la alarma con ese miedo interior que quizás muchas personas sienten al pensar que dicha alarma no sonará, y así pues pasé la noche nervioso pues era el primer evento de este tipo al que iba a asistir.

La alarma sonó, con optimismo me levanté, observé como lo hago todas las mañanas las redes sociales y las conversaciones que había dejado pendientes de la noche anterior,  busqué mi ropa, mis zapatos, y me alisté, era tanta mi emoción que estaba listo 20 minutos antes de la hora prevista para salir de mi casa. Mi madre me preguntó si iba a comer algo antes de irme y mi respuesta fue afirmativa, para sorpresa mía me topé con un plato enorme de cereal y con muchos panes con jamón (como si hubiera sido mi último desayuno en casa antes de ir a la guerra), y pues con mérito lo terminé.

Así con enojo y todo salí de mi casa ya que mi padre no se apuraba, sumado esto a que se levantó tarde, que delirio el mío. Finalmente llegamos luego de haber pasado por mi compañera Elizabet. 
Rápidamente buscamos a nuestros amigos entre la multitud que parecía sacada de una especie caja de crayones, todos tenían camisas de diferentes colores, y todos se miraban tan entusiasmados. Cuando los encontramos les preguntamos por el lugar en donde podíamos recoger nuestras playeras.

Fuimos y luego de hacer cola por un rato ya las teníamos puestas, luego regresé a la línea de partida. 
Eran tantas las personas que nos tardamos exactamente 6 minutos para llegar a la línea de meta para así poder salir. Fue así como empezó mi primera carrera: La carrera Arco Iris, para ayudar a los niños con Cáncer. Entre un mar de gente partimos todos con entusiasmo y ganas de terminar lo antes posible para así poder presumir nuestras medallas.

Intentamos despegarnos de la multitud que por momentos parecía absorbernos, hasta que finalmente cada quién tomó su camino, yo corrí con mi compañero Jonny a la par. Cabe mencionar que actualmente tengo una resistencia pésima y no aguanto correr mucho L. Ya que cada persona corre a su ritmo y nosotros como jóvenes talentosos y atléticos corremos más rápido que mucha gente, nos vimos obligados a correr en zigzag para avanzar, cosa que a mi parecer nos cansó más.
Por un momento sentí que ya no podía dar más de mí, y me “entró aire” así que paré como por dos minutos parecía un viejito asmático (así de inútil me sentí), entonces seguimos y pasamos por un puesto de agua, decidimos tomar un poco y seguir, pues ya íbamos por la mitad del recorrido. El cansancio era cada vez peor, y yo solo quería terminar. De pronto una señorita muy amable me regaló una bolsita de agua pura fría, y fue como dicen en fútbol “la cura mágica” ya que el agua todo lo cura.
Entonces sentí que dentro de mí una fuerza quería salir, y empecé a correr a toda máquina, y la meta se veía cada vez más cerca. Al fin unos 100 metros me separaban de la meta, y empecé a correr como con el alma, y faltando 10 metros sentí que no pude más. ¿Se recuerdan que mi madre me atiborró con cereal y pan? Bueno pues estuve a punto de mostrarle al mundo lo que mi madre me había servido para el desayuno, estuve a punto de vomitar, caminé unos 20 metros aproximadamente y todo me daba vueltas, era el cansancio y la distancia, el esfuerzo y la comida. Al final mi estómago se calmó  y pude seguir en paz.

Esperé a que mis otros compañeros llegaran a la meta y finalmente fuimos a recoger nuestras medallas por haber culminado la carrera. Luego de eso fuimos a comer todos juntos y pasamos un momento agradable, luego “calabaza calabaza, cada quién pa’ su casa” y así fue como corrí la Carrera Arco Iris, sin duda fue una de las mejores experiencias de mi vida y pues, me siento bien por haber ayudado a los niños. Sin duda el otro año volveré a correr. 


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