El amor y la pasión por el fútbol pueden
nacer a temprana edad, o tal vez por coincidencia. La gran mayoría de nosotros
empezamos este idilio siendo hinchas de algún equipo, o jugador favorito. A
veces esa pasión es por elección propia o adquirida porque pasa de generación
en generación. Eso es lo lindo de este deporte, pues muchas veces las familias
encuentran más razones para pasar tiempo juntas solo por el hecho de ver un
partido de fútbol. Vaya, ser hincha es una de las cosas más raras del mundo, es
más o menos como la profesión del árbitro — nadie lo entiende, y nunca vas a
poder tener a todos felices—. Pero, las alegrías y vivencias que tendrás como hincha,
ya sea dentro del campo, o viendo un juego con los amigos, nunca nadie te las
borrará de la memoria. ¡Eso es lo lindo del fútbol!
Entonces, surgen las preguntas: ¿Por qué
“amamos” tanto al futbol?; ¿Por qué imploramos tanto a una camiseta? ¿Por qué
seguimos tanto a 22 personas que corren detrás de un balón? Pues yo tengo mi
propia teoría, y aquí les va: recuerdo a mi primer entrenador diciéndome: “El
jugador de fútbol nace”. Lo recuerdo tan claro como el agua, fue mi primer
entreno de fútbol. Al verme jugar y tratar el balón él simplemente se echó a
reír y recuerdo las palabras que sus
labios pronunciaron: “Trata a la pelota como tratas a tu novia: deséala
acaríciala y ámala”.
Obviamente, yo recibí un regalo especial, una
crítica y una opinión, ese día y nunca olvidaré esa frase de “amor” de aquel
entrenador, —pues prácticamente me estaba diciendo: “joven, ¡usted no es para
el fútbol!” —pero como todo ser humano, vasta que alguien te diga que no puedes
hacer algo, para hacer todo lo contrario.
Es así como nunca voy a olvidar mi primer
entreno. Fue ese día que decidí que yo amaba al fútbol más que muchas cosas en
mi vida, y nadie, absolutamente nadie, me iba a poder decir lo contrario. Pero
por más que eso suene bonito, había que trabajar, practicar, estudiar, ver
videos, dejar de lado la vida social; y una vez hecho todo eso, ir a practicar
con los mejores para demostrarle a todos que uno si ama de verdad al fútbol. Así
que el mensaje que yo transmitiría a todos hoy en día es: “Los jugadores de
futbol nacen, pero también se hacen.”
Pienso que no hay que pasar tiempo
negándole un “Te amo” al balón, hay que tratarlo con cariño – tal y como se
hace con los seres más preciados—. El fútbol nunca abandona a las personas,
pero el fútbol tampoco regala nada, hay que esforzarse. Una persona puede obtener
del fútbol, lo que quiera de él, solamente está en la mente, y en las acciones.
El fútbol es como una novia —hasta a veces mejor porque la pelota no habla
mucho—.
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