domingo, 26 de enero de 2014

Recordando de donde vengo


Muchos pensarán: “este cuate solo de fútbol habla”. Incluso yo a veces lo pienso, pero luego recapacito y me digo: “Mi blog se llama Mi vida mi fantasía mi realidad, y pues el fútbol es mi vida, empezó como una fantasía y ahora es una realidad”


Fútbol: 6 letras, una palabra, un sentimiento, millones de almas suspirando y hoy en día algo indispensable para mí.
Quisiera hacer alusión a un texto de un tal “
mathi_nob” que encontré hace algunos días mientras me encontraba en clase, el aburrimiento y mi siempre abierta mente, y por abierta me refiero a que solo pienso en fútbol y en mujeres claro está, pero antes que todo el fútbol.
“El fútbol es un estilo de vida. Tierra y piedras. El entrenamiento terminó, parado con el bolsón bajo el brazo uno se detiene un momento y se queda mirando la cancha, tierra, piedras, pasto, el lugar donde jugamos. Esa tierra y esas piedras donde alguna vez nos caímos y nos raspamos las rodillas, las caderas, los codos, las manos. Esa tierra y esas piedritas que nos quedaban adentro de los zapatos y nos molestaba durante el partido. La tierra que hizo que ensuciemos toda la casa y escuchar a mamá decir, ¡Sácate los zapatos y las medias afuera y vas directo a la ducha! ¿Qué es lo que nos da la fuerza cada año para arrancar un campeonato? 

“Los domingos me gusta dormir “ te dicen todos. “No estamos nunca juntos”  te dice tu novia. “Pensá en estudiar y trabajar te” dicen tus parientes. Entonces piensas por dentro y sonreís… ¿qué saben ellos de lo que significa el fútbol para ti?...”
Como si fuera cosa fácil hablar de fútbol, como si se tratara de un juguete, sabiendo que es una de las cosas más importantes de mi vida, y existe hoy en día mucha gente que dice “es solo fútbol” o “son una bola de inútiles corriendo tras un balón”. Al pensar en estas opiniones yo sonrío, al saber que existen personas ignorantes, personas que no saben lo hermoso que es “humillar” al adversario al hacer una jugada de fantasía que a veces ni tú mismo sabes como la hiciste, al saber que hay personas que jamás han gritado la palabra ¡GOL! Con todas sus fuerzas. 

En ocasiones anteriores he hablado del fútbol pero me gustaría analizar, o expresar mi vida mediante el texto citado. No recuerdo el momento en el que empecé a jugar, quizás tenía 6 o 7 años cuando mi padre me regaló un balón de fútbol, yo simplemente me sentía feliz. ¿Entrenar? Para mí eso no existió jamás, hubiera deseado tener uno de esos padres que se mueren por que su hijo sea futbolista y haber estado en alguna academia de fútbol de prestigio, pero jamás fue así, mi mejor entrenamiento fue la calle.  Recuerdo cuando mi madre me regañaba por llegar con la ropa llena de lodo, recuerdo la sangre escurriendo por mis rodillas y codos, recuerdo haber ganado un trofeo, tenía tan solo 11 años, luego todo se fue dando. Otro trofeo, ganar el primer lugar en 6to primaria. Luego seguir  “entrenando” sin la falta de los raspones y del inoportuno cansancio que azota a todo jugador. Una que otra lesión, nada grave para un niño.



De pronto te encuentras en un punto en el cuál no sabes cómo ni cuándo ni por qué juegas fútbol, quizás porque es tu vida o tu pasión. Simplemente era un pasatiempo para mí. Jugar con tus amigos e ir por más, ganar un par de trofeos más, ser goleador y campeón, nada mal ¿eh? Seguir creciendo, y junto con tu estatura y edad, tu conocimiento y habilidad, tu agilidad y fuerza, esa garra que te hace dar todo cuando juegas fútbol, siempre y cuando tú quieras. Ser campeón otra y otra vez. Todo esto tuvo sus desventajas, era fútbol reducido e hizo que yo no tuviera visión de juego y no tuviera fuerza, cosa que estoy lamentando en estos momentos. A pesar de eso, hizo que desarrollara el dominio del balón, con el cuál he llegado a hacer trucos con el balón, que quizás no sean de los mejores y/o de los más difíciles; pero que no todos pueden hacerlos.


Cambiar de ambiente, mi primer entreno y con zapatos de fútbol (tacos), junto a personas con experiencia, ser delantero y anotar uno que otro gol, falta de capacidad, algunas veces gloría y otras decepción y humillación. Al final ser campeones y celebrar. Seguir jugando en la calle, ahora es un torneo de barrio, 10 equipos un campeón, un goleador, fui ese goleador. 45 goles en 8 partidos, claro era papi-fútbol, pero fui feliz.


Y olvidar todo por el fútbol incluso a tu novia, la cual te dice: “el amor de tu vida es la pelota”, y tú sonríes sabiendo que tratas mejor a la pelota que a tu novia misma. Entonces llegas a un nuevo mundo, otra vida, otros retos, y fracasas, te das cuenta de que tanta gloria no es buena cuando llegas a un mundo en el cuál hay más talento del que tú tienes. Pero francamente no me arrepiento, y voltear a ver y saber que empezaste desde el fondo del abismo y ahora te encuentras a media cumbre. Y ser feliz con lo que tienes y agradecer a Dios por lo que te ha dado y por lo que no.

Pienso que todo lo que he dicho es algo raro, y quizás alguien me entenderá o quizás no, pero yo no escribo para “ustedes” yo escribo para mí. Soy jugador pero no de profesión, lo hago como decimos con mis amigos “por amor al arte” no por dinero, porque eso es lo que el fútbol es, arte y nada más. No soy un “crack” jugando fútbol, pero no soy un estorbo dentro del terreno de juego. Mi mentalidad es: ser feliz, agradecer a Dios y jugar fútbol como siempre lo he hecho, con el corazón.

Se despide un futbolista por pasión y no por ´profesión.

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